El expresidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, salpicado en un caso de corrupción


LISBOA.- La acusación de la Fiscalía portuguesa por el llamado "caso BES", que investiga el colapso del Banco Espírito Santo y su consorcio empresarial, salpica al expresidente de Portugal Aníbal Cavaco Silva, quien supuestamente habría recibido financiación del grupo para su campaña electoral.

Según medios portugueses que han tenido acceso al escrito de la Fiscalía, el Ministerio Público apunta que varios miembros del grupo y del Consejo de administración del BES entregaron a la campaña para la reeleción de Cavaco Silva en 2011 alrededor de 25.000 euros cada uno. En total, se transfirieron a la campaña cerca de 250.000 euros, apunta la prensa.
Los pagos se hicieron a finales de 2010 a título personal y con cantidades que respetan la ley de financiación de partidos políticos y campañas electorales, pero según una investigación de la revista portuguesa Sábado, después dichas sumas eran devueltas a los donantes desde la sociedad ES Enterprise, ligada al Grupo Espírito Santo y que operaba como una suerte de caja B.
ES Enterprise -que será investigada en un dossier separado- sería según estas sospechas la auténtica autora de las donaciones a la campaña de Cavaco Silva, que en 2011 consiguió en las urnas un segundo mandato que concluyó en 2016.
Estas informaciones son una de las derivadas de la acusación que la Fiscalía emitió al final de este martes contra 18 personas y siete empresas.
Supone un paso fundamental en el caso BES, el mayor escándalo financiero de la historia de Portugal, que comenzó hace seis años, en agosto de 2014. Entonces, el BES fue intervenido después de registrar pérdidas multimillonarias y de que se detectaran irregularidades en sus cuentas.
Se descubrió que el banco fue utilizado para tapar la crítica situación financiera del Grupo Espírito Santo -que incluía diferentes actividades de negocio, desde seguros hasta agricultura y turismo, pasando por el sector financiero- y acabó por ser arrastrado por la caída de este conglomerado empresarial.
El rostro visible del desastre es Ricardo Salgado, que estuvo al frente de la entidad desde 1992 hasta su colapso en 2014 y que ahora se encuentra entre los acusados por la Fiscalía.
En concreto, se le acusa de 65 delitos en el marco de esta investigación, que ha derivado en una acusación que incluye delitos de corrupción activa y pasiva en el sector privado, falsificación de documentos, infidelidad, manipulación de mercado, blanqueo y estafa cualificada contra derechos patrimoniales de personas singulares y colectivas.
Estos delitos, sostiene el Ministerio Público en un escrito de más de 4.100 páginas, produjeron pérdidas por valor de 11.800 millones de euros.
Junto a Salgado, también han sido acusados por la Fiscalía dos de sus primos: José Manuel Espírito Santo, que trabajaba en el lado financiero del grupo, y Manuel Fernando Espírito Santo, que realizaba labores en el área no financiera.

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