António Costa: “Europa no puede perder tiempo, la crisis exige una respuesta urgente”
LISBOA.- António Costa (Lisboa, 1961) cumplirá en noviembre cinco años como primer ministro de Portugal. Preside un Gobierno monocolor del Partido Socialista que
busca apoyos concretos en el Parlamento con otras formaciones de
izquierda, y también con la oposición de centroderecha. Costa ha
concedido una entrevista al diario catalán La Vanguardia, por videoconferencia, con motivo de la próxima reapertura de la frontera entre España y Portugal, el 1 de julio.
¿Cómo ha hecho Portugal para tener durante esta crisis en términos
comparativos una menor tasa de mortalidad por la Covid-19 que otros
países europeos como España, Italia, Francia o el Reino Unido?
Debemos ser muy prudentes con las comparaciones internacionales, porque
los criterios que se siguen son muy diversos y porque vamos a vivir con
este virus mucho tiempo, hasta que haya una vacuna o un remedio.
Pese a los rebrotes de las últimas semanas, los datos globales portugueses siguen siendo mejores que los de España.
Es
muy temprano para sacar conclusiones. Nuestro objetivo desde el
principio es el de intentar controlar el desarrollo de la pandemia, para
preservar la capacidad de los servicios de salud, para proteger a los
ancianos y a la población de riesgo. Nos centramos en evitar el
crecimiento exponencial. Después pasamos a una segunda fase, en la que
estamos, de mantener un programa proactivo de test de diagnóstico para
identificar y aislar los riesgos de infección.
¿Se refiere a la necesidad de atajar los rebrotes?
Incluso
en una situación bajo control hay siempre ese riesgo de rebrotes, que
pueden alterar la realidad estadística, como hemos visto esta semana.
Su
Gobierno acaba de confinar 19 barrios de la región de Lisboa. ¿Qué está
sucediendo? ¿Hay un retraso en el ciclo de la epidemia, rebrotes, una
segunda ola...?
No se trata de Lisboa, sino de algunos barrios de municipios vecinos.
No hay un agravamiento. En esas zonas no se produjo la reducción
generalizada registrada en todo el territorio. Son 19 parroquias de las
3.091 del país. Nuestra medida tiene como objetivo disminuir el número
de casos, que afectan a población joven y asintomática, solo detectada
por los tests proactivos que hacemos. La tasa de ocupación hospitalaria
sigue en un 63%.
¿Esta situación puede afectar a la celebración en agosto de la fase final de la Champions en Lisboa?
No existe ninguna relación con el centro de la ciudad de Lisboa donde se celebrará la Champions.
Hablemos
de Europa. Todos los países afectados están pendientes de las
decisiones del Consejo Europeo sobre el fondo de Recuperación. ¿Cuál es
su opinión sobre este programa de reactivación?
Para ser
justos, Europa ha reaccionado muy bien a nivel de las instituciones,
como el Banco Central, la Comisión y el Parlamento. Lo que se demora es
la respuesta del Consejo.
¿Cómo evalúa la propuesta presentada por la Comisión?
El
programa de recuperación Next Generation creo que es muy equilibrado
desde el punto de vista de las subvenciones, de los préstamos y de la
solución que ha encontrado para una emisión conjunta de deuda con un
largo período de cadencia, hasta el 2028, y un plazo de 30 años.
¿Cómo cree que se afronta el próximo Consejo Europeo?
Será
una oportunidad única la que tendremos en julio, en el primer Consejo
de la presidencia alemana, para poder aprobar este programa. Las
empresas, los trabajadores y las familias precisan de respuestas
urgentes a esta pandemia económica y social, la otra dimensión de la
Covid-19.
¿Confía entonces en que se pueda aprobar en julio?
Hay
momentos en los que los políticos no tienen otra opción que la de hacer
lo que es necesario. Está muy claro. No se puede perder tiempo, porque
la crisis exige una respuesta urgente para todos, no solo para España,
Italia o Portugal, sino para el conjunto de países, también para los que
más se benefician del mercado interno. Es esencial para una
recuperación global de la economía. Es un caso en el que todos
dependemos unos de otros.
¿Considera que la salida de la crisis solo puede ser conjunta?
Sí.
Puedes perder una, dos, tres semanas... Pero al final solo tienes la
opción de aprobar la propuesta de la Comisión, que guarda un buen
equilibro para todos, tanto para los que reclamaban un presupuesto
ambicioso como para los “frugales”. Debemos centrarnos en lo esencial,
que es tener un programa lo suficientemente robusto para responder a
esta crisis.
¿Qué supondría un retraso?
Si no se cierra en julio, el
programa no estará en vigor en enero, cuando ya casi llevaremos un año
de crisis y estaremos probablemente con una segunda ola. Hay que actuar
ahora.
¿Qué condicionalidad acabará teniendo el plan?
La
propuesta de la Comisión tiene la condicionalidad adecuada, la de que
el fondo debe financiar inversiones y reformas que aumenten el potencial
de crecimiento de cada economía, en coherencia con las opciones
estratégicas de la Unión Europea, de transición climática y digital y de
reformar la autonomía estratégica en las de cadenas de valor añadido a
escala global, además de respetar las recomendaciones específicas para
cada país. Es muy razonable. No es una nueva troika. Cada país va a
hacer su programa, a su medida, respetando los objetivos y reglas
comunes.
Usted destacó en las primeras semanas de la crisis por una crítica fuerte a ciertos países del norte. ¿La mantiene?
Fue
una reacción a una intervención muy desafortunada del ministro de
Hacienda de Holanda en relación a España e Italia. Era necesaria una
respuesta muy fuerte y muy clara. Creo que hemos pasado esa fase. En el
último Consejo, pese a la existencia de opiniones distintas, hubo un
espíritu constructivo, que nada tiene que ver con la postura
inquisitorial de la declaración de ese ministro. Ahora no es el momento
de reabrir la confrontación. Las instituciones europeas responden.
Ningún país se puede quejar de Bruselas. Hoy por hoy solo nos podemos
quejar de las capitales.
Ustedes han dejado una vacante muy relevante, la de la presidencia
del Eurogrupo, tras la salida de Mário Centeno. ¿Portugal apoya la
candidatura de la ministra española Nadia Calviño?
Sería muy
importante que ese puesto se quedase en la familia socialista. Tenemos
que hacer una concertación entre todos, pero por supuesto que Nadia
Calviño tiene todas las condiciones.
¿Mantiene la apertura de las fronteras para el 1 de julio?
Vamos
a celebrar con toda la dignidad ese día la apertura de nuestra
frontera, la más antigua de Europa, que hemos visto cerrada con mucha
tristeza estos meses.
El FMI traza lúgubres previsiones para la economía española ¿Teme un contagio a Portugal, como en el 2008?
España
es nuestro primer cliente. Todo lo que le vaya mal nos afecta a
nosotros. Todas las previsiones que van saliendo, no solo para España,
sino para todos los países, son peores hoy que hace unas semanas. Todo
depende de la intensidad de la recuperación.
¿Qué perspectiva temporal maneja para la reactivación?
Debemos
tomar conciencia de que va a ser muy duro, porque no vamos a volver a
los índices de febrero del 2020, ni en un mes, ni en un año. Vamos a
necesitar seguramente dos años como mínimo para recuperar el nivel en el
que estábamos cuando la Covid-19 apareció.
Señor primer
ministro, muchos españoles están observando Portugal con admiración, por
la tranquilidad de su debate político. ¿Es tan idílico como nos parece?
Quedo
muy agradecido por su visión de mi país. Cada país tiene sus
tradiciones políticas, su cultura, sus partidos... Está claro que con
mayor unidad territorial, Portugal, país más pequeño y menos fragmentado
desde el punto de vista partidario, tiene condiciones muy distintas de
las que existen en España, un país más complejo y con muchas más
tensiones. No somos peores ni mejores, somos distintos. Entiendo el
interés por mi país, lo agradezco, pero no debe ser un factor de
depreciación de la autoestima española.
¿Cómo se puede incrementar la compenetración política entre España y Portugal en el ámbito europeo e internacional?
Hemos
tenido una coordinación intensa con los últimos gobiernos españoles. No
recuerdo ninguna cuestión esencial en el marco europeo en la que no
hayamos tenido una posición conjunta o similar. Desde el punto de vista
bilateral tenemos que recuperar el tiempo que las diferentes dinámicas
electorales –y también está crisis– han retardado. Aprobamos en la
cumbre ibérica de Vila Real del 2017 la constitución de un equipo para
combatir la despoblación de la zona fronteriza entre ambos países. La
frontera España-Portugal es una excepción en el marco europeo, donde las
áreas transfronterizas suelen ser las más desarrolladas. Tenemos un
equipo bilateral trabajando en esta materia.
¿Y en otras áreas?
La
UE tiene como gran objetivo estratégico combatir el cambio climático.
La Península Ibérica puede ser un suministrador extraordinario de
energía limpia, solar, eólica, hidráulica y del hidrógeno verde: el
hidrógeno verde, combustible del futuro, muy relevante para la industria
y para el transporte por ferrocarril.
Durante la pandemia se
ha producido la noticia triste de la supresión del tren nocturno
Madrid-Lisboa. Ya no hay conexión ferroviaria entre ambas capitales.
¿Pueden ustedes replantearse el AVE? ¿Cómo queda el transporte
ferroviario de mercancías?
En mercancías tenemos muy
desarrollada la conexión de Portugal con los corredores internacionales.
Debemos reflexionar sobre las conexiones ferroviarias con España, sin
obsesionarnos con la conexión entre Lisboa y Madrid. Hay que pensar en
la conectividad de las ciudades portuguesas con una red ibérica de alta
velocidad. No solo es la relación de Lisboa con Madrid, hemos de pensar
en la conexión de Oporto con Galicia, la conexión con Sevilla, con
Barcelona... Debemos tener una visión global de la Península Ibérica, no
reducida a la relación entre las dos capitales.
¿Qué consejo les daría a usted a los políticos catalanes ante la Europa que surge de esta crisis?
Yo
no doy consejos a ningún político. Nosotros tenemos una relación no
solo de vecindad, sino de amistad con España, un Estado que experimentó
una transición simultánea a la nuestra y que ha construido una
democracia fuerte, con un Estado de derecho ejemplar. No me voy a
pronunciar sobre la política interna española, pero nosotros no tenemos
ninguna duda sobre la dimensión democrática del país de libertades que
es España.
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