Portugal afronta la desescalada de la crisis del coronavirus preocupado por el resto de dolencias
LISBOA.- Portugal ultima su plan de desescalada, que será
anunciado mañana jueves, con la sensación de haber hecho los deberes desde
que estalló la pandemia del coronavirus, aunque las asociaciones
médicas alertan de una mortalidad disparada en otros enfermos.
En la víspera de conocerse el ansiado plan de reapertura, que se aplicará a partir del 2 de mayo --cuando concluye el estado de emergencia--, Portugal suma 973 fallecidos y 24.505 contagiados por el virus, un aumento de un 0,8% con respecto al día anterior.
Con la curva bajo control, se afronta con optimismo el inicio de esa "nueva normalidad" que el primer ministro, António Costa, lleva anunciado varias semanas, y que se prevé que salpique primero al pequeño comercio, en un momento en que la confianza del consumidor portugués sufre su mayor caída histórica: hasta doce puntos menos en un mes.
A falta de que se pulan detalles, se da por seguro que serán las tiendas de barrio las que abran puertas el lunes --incluidas peluquerías--, en tanto que los colegios lo harán a mitad de mes solo para alumnos de bachillerato y finalmente, el 1 de junio, volverán a funcionar las guarderías.
El Gobierno ha explicado que se vigilará que estos establecimientos reúnan condiciones de seguridad,
aunque es aún incierto si se exigirá que todas dispongan de suficientes
guantes y mascarillas, además de gel, no solo para trabajadores sino
para clientes.
Con todo, algunos se preparan para esta eventualidad --también los
propios ciudadanos--, comprando a través de sistemas no siempre fiables.
"Mascarillas falsas con certificados falsos vendidas
por decenas de empresas", es uno de los titulares de la prensa de este
miércoles en Portugal, donde se alerta de que "una gran parte de las
empresas que venden mascarillas reutilizables en internet y algunas
tiendas minoristas" no tienen certificación.
En medio de los preparativos, que llevaron a Costa a debatir este
miércoles con los líderes de los partidos políticos en varias reuniones,
la otra gran preocupación la exponen los especialistas del Colegio de
Médicos, cuya revista ha levantado un polvorín al advertir que la mortalidad real en el último mes se ha disparado.
Entre el 1 de marzo y el 22 de abril se registró un aumento de
mortalidad de entre 2.400 y 4.000 personas, según estos expertos, que
apuntan que el incremento se explica por el coronavirus sin identificar por no haber sido testados los pacientes o, incluso, personas con otras dolencias que evitaron ir a hospitales por miedo al contagio.
No es un aviso aislado, dice el presidente del Colegio de Médicos de Portugal,
Miguel Guimarães, que apunta que se han hecho hasta cuatro estudios
independientes, uno de ellos elaborado por la London Bussiness School,
que "tienen un aspecto en común que es importante".
"Relatan un exceso
de mortalidad entre mediados de marzo y la fecha de abril hasta donde
llega el estudio (...). Y este exceso de mortalidad tiene que ver no
solo con la enfermedad de Covid-19", defiende.
Guimarães subraya que "descontando las personas que mueren por
Covid-19, aún así, hay un exceso de mortalidad, ya sea comparando con
meses y semanas homólogas de los años anteriores o con períodos en los
que el país tiene normalmente menos circulación de personas".
"Los cuatro estudios concluyen que el impacto que esta pandemia está teniendo en los enfermos no Covid, o sea oncológicos, con infartos agudos de miocardio, con accidentes vasculares cerebrales, con insuficiencia cardíaca, con diabetes descompensada... Un conjunto enorme de los enfermos no Covid aumentó relativamente a años anteriores y períodos homólogos", insiste.
En el caso de Portugal se han concentrado "mucho" los esfuerzos "a
nivel de cuidados de salud primarios y de hospitales en combatir el
Covid-19", según explica el experto, y por ello los recursos "físicos,
como cuidados intensivos, respiradores, camas de hospitalización, fueron
destinados a los enfermos de Covid-19, como (también) los recursos
humanos".
Contó, además, el miedo, en parte por ser testigos
de la elevada mortalidad que el Covid tenía ya en Italia cuando se
registraron los primeros contagios en Portugal y por el aviso de Costa,
quien dijo al decretar el estado de alarma que el país afrontaba "una
lucha por la propia supervivencia".
El resultado: "El número de enfermos que pasó a recurrir a las urgencias se redujo casi un 50%",
asegura Guimarães, quien considera posible que el miedo al contagio
esté acabando por ser más letal que el propio coronavirus, incluso
porque no se están detectando nuevos cánceres por negarse los ciudadanos a ir a hospitales a realizarse pruebas.
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