Inês Fronteira, epidemióloga portuguesa: «España no hizo nada malo, simplemente registró casos mucho antes que otros países»
OVIEDO.- La profesora de la Universidade Nova de Lisboa Inês Fronteira (Lisboa,
1978) fue hasta enero adjunta de la ministra de Sanidad lusa, la
socialista Marta Temido, y ahora es la responsable del equipo portugués
del Observatorio Europeo de Sistemas de Salud, hoy centrado en las políticas sanitarias del covid-19. Con menos de la mitad de muertes que Suecia, país
con el que ha sido comparado por su contención del virus, nuestro
vecino tiene menos de la mitad de muertes que el Estado nórdico, donde
con 10.171.524 ciudadanos hay 3.679 fallecidos. Portugal, que tiene 10.562.178 censados, registra 1.218 decesos (cifras publicadas en la Universidad Johns Hopkins). Su gestión de la pandemia, opuesta a la de los suecos, que optaron con el confinamiento recomendado, es de las más elogiadas. La entrevista La Voz de Asturias.
-¿Cómo frenaron el covid?
-Con
la adopción temprana de medidas de aislamiento social y la adhesión de
la población a estas. Sin contar con un tratamiento específico o
profilácticos preventivos, esta es la única medida que permite controlar
la transmisión.
-¿La estructura demográfica también ha influido? Cerca del 90 % de los infectados están en las áreas de Lisboa y de Oporto.
-Sí,
son las que tienen la mayor densidad de población y las más
cosmopolitas, lo que significa que, muy probablemente, fueron la puerta
de entrada para el virus en el país. Las condiciones geográficas y la
densidad de población en otras regiones explican por qué también hay
menos casos. Por ejemplo, Alentejo, que se caracteriza por una baja
densidad de habitantes, fue la última región en tener contagios. Al
disminuir el contacto entre los individuos, la probabilidad de
propagación de la enfermedad disminuye considerablemente, se estima que a
la mitad. Las personas siguen siendo susceptibles, pero no enferman
porque no tienen contacto con el virus.
-Dos mundos en la Península.
-En Portugal,
el primer caso de covid-19 se detectó el 2 de marzo y se estima que la
transmisión local comenzó el día 13. El estado de emergencia se decretó
el 18, solo cinco días después. En España, el primer caso se identificó
el 31 de enero, poco después del brote en China.
Se estima que ahí la transmisión local comenzó el 27 de febrero. Las
primeras medidas restrictivas llegaron el 9 de marzo, con fuertes
variaciones regionales, y el estado de emergencia se declaró el 14. En
comparación con Portugal, España fue más lenta en la adopción de medidas
de aislamiento.
-¿Erraron España e Italia?
-No hicieron nada malo, simplemente, registraron
casos mucho antes que otros países, como Portugal, por lo que no se
beneficiaron del conocimiento sobre la epidemia que se acumula día a día. Esto, sumado al hecho de sus sistemas de gobierno descentralizados,
con gran autonomía (también en el área de la salud) a nivel de las
regiones, retrasó la adopción de medidas de salud pública respecto al
primer caso y de manera muy variable. Además, están las características
demográficas y sociales: envejecimiento de la población, prevalencia de
comorbilidades (diversas enfermedades crónicas), hábitos de relación y
«contacto», estructura de las familias y las redes de apoyo, muy
distintas con el norte de Europa.
-¿Cómo explica el caso alemán?
-Puede haber
varias razones: la política de los test para la identificación temprana
de infectados; el perfil de estos (más jóvenes y con menos dolencias
asociadas); la variación en la causa de muerte declarada en los
certificados de defunción o el enfoque terapéutico. Es necesario un
estudio comparativo de las muertes y sus características entre países
antes de dar una explicación definitiva. En Bélgica, el país con más fallecidos por millón de habitantes, se codifica la muerte por covid de forma integral.
-¿Temen un colapso hospitalario?
-La gran mayoría de los casos de covid tienen tratamiento sintomático en el hogar, por lo que deben ser seguidos desde allí, preferentemente, por los equipos de salud primaria
y el centro de atención telefónica. La adopción de medidas restrictivas
también tuvo como objetivo ganar tiempo para aumentar la capacidad de
respuesta, con la reorganización de los servicios, la adquisición de
material y la asignación de recursos, incluidos los profesionales. Al
igual que cualquier otro sistema de salud, el portugués enfrenta
desafíos importantes.
-¿Es Portugal la Suecia del sur?
-No, no lo somos, los países del sur de Europa
tienen sus propias características sociales, culturales y contextuales.
Deben evitarse estas comparaciones. La idea de que Portugal, España o Italia son menos capaces de responder a una epidemia o a una crisis económica debe abandonarse.
Respondimos al covid en base a una observación profunda del fenómeno,
anticipando problemas. Fue posible porque un Gobierno minoritario,
partidos de oposición, interlocutores sociales y la sociedad portuguesa
en general reconocieron que se necesitaba un enfoque único y
consensuado.
-¿Debería la Unión Europea tener una política sanitaria común?
-Una de las lecciones de la pandemia es que los
países deben ser autónomos en políticas y estrategias del área de la
salud pública. Si hay una dimensión social cuya dependencia contextual
es innegable es la salud.
-¿Hemos aprendido para otra?
-Creo que estaremos mejor preparados como país, como sociedad y, lo principal, como individuos.
-¿Hasta cuándo tendremos covid-19?
-Varios escenarios apuntan a una persistencia del virus, al menos, hasta el 2022.
Aunque, si los hay, los nuevos brotes tenderán a ser más pequeños,
limitados y, probablemente, estacionales. Con el tiempo, sabremos más
sobre el virus, la inmunidad, su transmisibilidad y los tratamientos.
Esta información probablemente nos permitirá adoptar medidas cada vez
más efectivas en la lucha contra el coronavirus.
-¿Los turistas son un riesgo?
-El virus va a continuar siendo un problema de salud pública, por lo que es esencial evaluar a todos los que entran en el país,
sean nacionales o extranjeros, hombres de negocios o turistas, en busca
de signos y síntomas de infección. Experiencias como la de Corea del
Sur demostraron que estas medidas son fundamentales para combatir la
epidemia.
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