Los sindicatos advierten que el plan de reestructuración de TAP "destruirá" la empresa lusa


LISBOA.- Los sindicatos que representan a los trabajadores de TAP advirtieron el martes en el Parlamento que si el plan de reestructuración sigue adelante "destruirá" la empresa, y también señalaron con el dedo el funcionamiento del aeropuerto de Lisboa. En una comparecencia, en la Comisión de Economía, Obras Públicas, Planificación y Vivienda, los sindicatos criticaron el mantenimiento de un plan que no contemplaba una recuperación tan acelerada como la que se está produciendo en el transporte aéreo.


"En nuestra opinión, este plan, tal y como está, si se mantiene, destruirá la empresa", dijo Paulo Duarte, del Sindicato de Trabajadores de Aviación y Aeropuertos (Sitava), señalando que la nueva dirección está llevando a cabo un "vaciado" de los sindicatos.

Por su parte, Fernando Henriques, también de Sitava, criticó duramente la gestión de los aeropuertos nacionales, que es responsabilidad de Vinci, propietaria de ANA. "El aeropuerto de Lisboa es ahora un centro comercial a la altura de Vasco da Gama y Colombo, con una diferencia: los aviones se cogen allí. Pero es algo secundario", dijo, subrayando que "TAP es una víctima de la forma en que Vinci gestiona el aeropuerto de Lisboa y los aeropuertos nacionales, y no al revés".

En una comparecencia anterior, por la tarde, el presidente del Sindicato Nacional de Personal de Vuelo de Aviación Civil (SNPVAC), Ricardo Peñarroias, subrayó: "Hoy vivimos una operación del 90% en 2019" cuando las previsiones hablaban del 70%. Por lo tanto, "el plan está desajustado".
Una opinión que comparte la coordinadora de Comisiones Obreras de la empresa, Cristina Carrilho

"El plan en este momento está desfasado. Los niveles de funcionamiento se acercan al 90%. Hay una falta generalizada de trabajadores", advirtió, subrayando que los acuerdos temporales de emergencia que los trabajadores firmaron con la empresa, que implicaban recortes en los salarios, ya no tienen sentido. "Este año ya debería haber una reposición de la cantidad sustraída de los salarios", dijo.

El presidente del Sindicato de Pilotos de Aviación Civil (SPAC), Tiago Faria Lopes, dijo que los acuerdos de emergencia se firmaron de forma "coercitiva" para evitar "el despido de pilotos", advirtiendo que "hoy en día se cancelan vuelos por falta de pilotos".

André Teives, de la plataforma de sindicatos de tierra del grupo TAP, señaló los resultados del primer trimestre de la empresa como una señal de la recuperación. "Las ATE [acuerdos temporales de emergencia] eran necesarias, pero hoy hay que adaptarlas a la nueva realidad", ha dicho, dando cuenta de la reducción de aviones y personal para realizar un trabajo similar y a veces ya mayor que en 2019.

Por su parte, Paulo Manso, presidente de la junta directiva del Sindicato de Técnicos de Mantenimiento de Aeronaves (Sitema), denunció otro problema que afecta especialmente a la clase profesional que dirige.

 "Hay mucha demanda de estos técnicos, que se marchan a otros mercados y empresas", dijo, destacando que un técnico de mantenimiento, en formación, en 15 años, tiene un coste muy elevado. "Estamos regalando estos técnicos a coste cero" a otras empresas, lamentó.

"Muchos compañeros que han dejado TAP se van a trabajar a otras empresas que ya hacen trabajos para TAP y ganan dos o tres veces más", dijo, y añadió que estos servicios se están "externalizando" por falta de capacidad dentro de la empresa.

El Sindicato Nacional de Ingenieros (SNE) también advirtió sobre el tema de la salida de trabajadores. "Lo que estamos presenciando ahora es una fuga de personal altamente cualificado", dijo João Carvalho, representante de esta estructura. "Entre 2020 y 2022 se fueron 52 ingenieros y es probable que se vayan muchos más", ha subrayado.

João Alves, de la Comisión de Trabajadores de Servicios de Manutención de Portugal, dijo también que, teniendo en cuenta lo ocurrido en los dos últimos años en Groundforce, es "muy difícil contratar", advirtiendo sobre la recuperación que "hay", lo que conlleva un aumento del número de pasajeros y problemas en las operaciones. 

También lamentó que el plan de insolvencia de Groundforce, que es en parte propiedad de TAP, siga en suspenso, lo que hace más difícil la situación de los trabajadores.

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